Ingredientes para la sangre de cordero.
Un kilo de sangre de cordero (podéis utilizar sangre de cerdo o de pollo, que os será más fácil de conseguir), tres cebollas grandes, un diente de ajo, una cucharadita de pimentón de la Vera (a mí me gusta el picante, pero mejor mezcladlo o utilizar el dulce), si utilizáis el pimentón dulce un trocito de guindilla os servirá bien, un chorretón de AOVE, si queréis un poquito de perejil, un par de hojas de laurel, un chorrito de vino fino de jerez.
Posiblemente, esta sea la parte más difícil de la receta, conseguir el ingrediente principal, la sangre de cordero. Si tenéis un carnicero amigo o es vuestro asiduo, o si conocéis una casquería donde compréis a menudo y os la puedan conseguir magnífico. Desgraciadamente, el tema "casquería" ha decaído en los últimos años mucho, aunque parece que nuestros insignes cocineros se han dado cuenta a tiempo de que estos manjares no deberían perderse.
Yo, como descendiente de extremeños, no puedo olvidarme de las entrañas, de las asaduras, mollejas, callos y otras golosinas propias de la tierra de mis padres. Pronto, os subiré la receta de mi madre, los callos de cordero con salsa de tomate, una de mis recetas preferidas.
Preparación.
Tan sencilla, como exquisita, picar la cebolla fina, y rehogar hasta que empiece a transparentar. Añadir el ajo con el perejil machacado con un poco de sal, el pimentón, la guindilla y el laurel, dejad que se haga un poco. Añadir la sangre lavada y cortada en trozos de un cm. por un cm., Dar unas vueltas y añadir por último el vino fino. Dejar unos minutos cocer, no dejéis que se consuma la salsa, no quedará mucha, y si la dejáis para el día siguiente se os consumirá. Desgraciadamente, esta preparación no se puede congelar, porque se haría puré la sangre al descongelarla, pero os aguantará un par de días en la nevera, si no os la coméis toda, cosa que dudo.
Recuerdo en mi barrio, haber comido un pinchito de esta sangre encebollada, cortada como de 2 cm, por 2cm. y un poco de cebolla y pimiento fritos por encima, atravesándolos un palillo, con una cañita de cerveza, qué tiempos y que delicia.
Un saludo de Don Pepito.